GUILLEM MAS
El pleno celebrado ayer noche en ses Salines fue duro y tenso. El salón estaba lleno hasta la bandera. Los partidos que conforman el pacto de gobierno -PSOE, UM y NIL- cerraron filas entorno al alcalde Sebastià Burguera, ante la postura del PP que exigía la dimisión del primer edil por una infracción cometida en una finca que posee en Campos.
En el transcurso del debate, el regidor Bartomeu Galmés (NIL) propuso un gran pacto por el urbanismo en ses Salines para evitar que sea tema de confrontación, una propuesta que, en principio, fue bien acogida por todos los partidos presentes en el pleno.
Un defecto de forma en la moción presentada por los populares provocó que no se votara su propuesta. La portavoz del PP, Maria Bonet, comenzó su intervención ironizando sobre que «no es lo mismo las infracciones que comete el PP que las del PSOE», exigiendo la dimisión del alcalde «porque ya que ha reconocido su infracción ahora debe cumplir con su responsabilidad y dimitir». La edil popular se preguntó «¿cómo puede pedir a los ciudadanos que cumplan con la ley?».
El regidor de SU Antoni Bonet, en la oposición, manifestó no querer entrar en la guerra de denuncias entre el PSOE y el PP. Bonet realizó unas asombrosas declaraciones al afirmar que «es costumbre en este municipio pedir licencia para hacer una obra, el 90 por ciento de la gente lo hace, hace lo que considera oportuno y luego intenta legalizarlo. Todo el mundo lo hace y de nosotros mismo hay quien lo ha hecho».
Bartomeu Galmés (NIL) desveló que «conociendo al instigador de todo esto -en referencia al ex alcalde Sebastià Vidal- el objetivo es hacer daño y destruir, todo para que la gente olvide lo suyo. El PP sabe que Burguera no es el único que se presentó con una infracción, que no es una ilegalidad. Otros están en los juzgados por intentar legalizar su casa con certificados falsos mediante un interés general -en alusión a Vidal- o por falsificar documentos como gratitud por a un aumento de sueldo -en alusión al celador Sebastià Escalas-». Galmés apostó por «dejar de amenazar y crispar y hablar más de las cosas buenas que hacemos en el Ajuntament».