Las excavadoras comenzaron ayer a derribar la emblemática casa de Can Colom, en Cala Sant Vicenç, donde se tiene que construir un bloque de 13 apartamentos adosados distribuidos en tres plantas.
Se trata del primer paso hacia la urbanización masiva de esta zona, donde está prevista la construcción de un total de 39 apartamentos.
Los propietarios de los solares disponen de licencia de derribo y obra y, es que estos terrenos ya figuraban como suelo urbano en el planeamiento urbanístico del año 91. Durante el proceso de adaptación del Plan General de Ordenación Urbana de Pollença al Plan de Ordenación de la Oferta Turística el Ajuntament de Pollença modificó la edificabilidad en la zona reduciendo el número de alturas permitidas pero las licencias fueron finalmente otorgadas antes de la entrada en vigor del nuevo texto.
Por todo ello, pese a la fuerte oposición vecinal y de los ecologistas, el derribo de las casas antiguas de Cala Sant Vicenç cuenta con todos los permisos y difícilmente podrá ser frenado.
El alcalde de Pollença, Joan Cerdà (UM-UNPI) explicó ayer que «se ha pedido un nuevo informe técnico para ver si hay algo que se nos escapa y que permite anular las licencias». El alcalde ya había ordenado la revisión de las licencias recientemente a petición del concejal de Esquerra Unida-Els Verds, Pepe García, pero los informes técnicos confirmaron que las licencias estaban bien dadas.
El GOB también se sumó a la solicitud de Pepe García de suspensión de licencias en la zona.
El alcalde indicó ayer que el derribo de estas casas para construir apartamentos «no es una cuestión de voluntad, se trata de suelo urbano y los informes dicen que las licencias se tienen que mantener, ¿cómo lo podemos evitar?».