El último pleno ordinario de Llucmajor antes de las vacaciones de agosto resultó más polémico de lo que se preveía inicialmente. El decreto por el que se dio cuenta del cierre del ejercicio económico de 2006 con un superávit de 564.744'48 euros exasperó a la oposición, que se manifestó totalmente en contra de estas cuentas presentadas por la edil, Margalida Roig, responsable de las cuentas municipales.
Joana Lluïsa Mascaró, portavoz del grupo nacionalista, fue de las más críticas. «El Ajuntament dice que hay superávit, pero es que resulta que contabilizan ingresos que no llegan ni llegarán nunca», indicó, y agregó que «el Consistorio siempre infla los presupuestos y en el capítulo de ingresos contabilizan 39 millones de euros».
Mascaró puso de manifiesto que «no puede haber superávit cuando hay un remanente de tesorería negativo de 4'7 millones de euros. El Ajuntament tiene pendientes obras, pero no tiene guardadas partidas económicas».