Sacar el tráfico del centro del pueblo y peatonalizarlo se ha convertido en un objetivo del Ajuntament de Bunyola. No será un proyecto a corto plazo ni tampoco fácil, pero el Consistorio ya ha comenzado a trabajar y considera que la única forma de hacerlo es a través de un túnel fuera de la localidad. En estos momentos, el equipo de gobierno municipal -integrado por Independents, PSOE, PSM y UM- revisa el planeamiento municipal y el proyecto de un túnel quedará incorporado para su ejecución en un futuro. De hecho, las obras de ampliación de la plaza y el adoquinado de todo su entorno es una primera fase para la futura peatonalización del centro, excepto para los vecinos residentes del municipio, según explica Guillem Riera (UM), concejal de Promoció Socioeconómica del Ajuntament y director insular de Residus en el Consell. «Todas las mejoras del centro pasan por sacar el tráfico rodado», asegura.
El proyecto es perfactamente viable, según el Ajuntament. Entrando por Santa Maria se puede perforar la montaña y continuar el recorrido hasta salir a la carretera de Sóller por fuera del municipio. Un túnel con una longitud de unos 550 metros sería suficiente para completar una vía de circunvalción. El Consistorio, sin duda, no podrá financiar este proyecto, así que pedirá a las instituciones públicas incluir la variante en próximos convenios de carreteras que suscriba el Consell de Mallorca con el Gobierno central.Sacar el tráfico del centro es uno de las grandes aspiraciones de muchos municipios tanto grandes como pequeños. En el caso de Bunyola, el proyecto es más complicado y no podría hacerse ni tan siquiera por calles de las afueras del municipio como han hecho otras localidados. Así se ha puesto de manifiesto recientemente con el corte de la carretera para realizar las obras de la plaza. Durante unos días, el tráfico fue un auténtico caos en la localidad. La peatonalización de los cascos históricos también figura entre las prioridades de los ayuntamientos de la Part Forana. Estos proyectos que, en principio, son aceptados con recelo por los vecinos finalmente son asumidos con satisfacción. Además de desaparecer el peligro de atropellos, la calidad de vida aumenta considerablemente en estas zonas.