GUILLEM MAS
Desde 1901, cuando se abrieron las puerta de la empresa Majorica, los ácidos nítricos utilizados para la limpieza de las perlas se habían ido vertiendo en una parte del solar actual donde se ubicaba la fábrica. El ácido nítrico es altamente corrosivo y con el paso de los años se fue filtrando en el subsuelo de los terrenos.
Después de décadas, los propietarios de Majorica se dieron cuenta de que a causa de los vertidos incontrolados de ácido nítrico, su corrosividad había provocado una gran cavidad en el subsuelo que hizo temer por la estructura de la fábrica. Entonces, la empresa decidió llenar la cueva con varios camiones de hormigón para así sellarla para siempre. Según testimonios de ex trabajadores y vecinos, la contaminación del subsuelo se podría haber extendido a pozos y cisternas de la zona.
No fue hasta en 1996, dos años después de la entrada de la nueva propiedad, cuando Majorica empieza a declarar su actividad productora de residuos peligrosos en los diferentes centros de producción y mediante la presentación de los pertinentes estudios, documentación de control y seguimiento y declaraciones anuales. Así, Majorica dispone de la autorización administrativa reglamentaria en materia de residuos peligrosos.
A raíz de una denuncia formulada en 2003, Majorica es inspeccionada y es requerida a subsanar algunas deficiencias. En la última memoria anual presentada por la empresa perlera en marzo de 2006, queda claro la entrega de 3 toneladas de lodos de tratamiento físico-químico al gestor ALDAMO, el almacenaje de 22,4 toneladas de disolventes y 1,2 toneladas de lodos de generación.
En estos momentos, una vez vendidos los terrenos de la antigua fábrica a Hospitalet de Desarrollos SA, del grupo Rústic, la Conselleria de Medi Ambient ve indicios de contaminación en el subsuelo presuntamente por los vertidos incontrolados desde hace décadas. Por ello, Medi Ambient ha dado 10 días tanto a Majorica como a Rústic para que presenten sendos informes sobre el estado del suelo.