J.M.SASTRE
Los jóvenes de Nuevas Generaciones del Partido Popular que se trasladaron a la Isla desde diferentes comunidades autónomas para «hacer bulto» en la contramanifestación organizada por el Circulo Balear pasaron una noche de farra y fiesta en el polideportivo municipal, que quedó en un estado lamentable. Ayer por la mañana, en la instalación aún se podían ver los daños colaterales de un fin de semana que, al parecer, fue largo. A pesar de que una empresa hacía horas que limpiaba el lugar, aún había suciedad, restos de comida, botellas de bebidas alcohólicas y de refrescos, vasos, líquidos pringosos, cigarrillos y colillas de tabaco liado esparcidos sobre la pista o en el césped de los exteriores. También estaban amontonados y abandonados por todas partes los colchones de playa que las Nuevas Generaciones del PP se supone que utilizaron para dormir.
Ésta es la estampa que dejaron los jóvenes populares a pesar de los indicadores que prohíben comer, beber y fumar en la instalación y el compromiso de las Nuevas Generaciones con el alcalde de Son Servera, Damià Ripoll, quien mediante un comunicado explicaba ayer que «NNGG se hizo cargo del correcto uso de las instalaciones municipales», que solicitaron el pasado viernes. Por otra parte, el mismo Ripoll y el delegado de Esports, Serafí Servera, desmintieron al presidente de Nuevas Generaciones en Balears, Toni Fuster, en cuanto al número de jóvenes de la Península que se desplazaron para acudir a la contramanifestación.
En una entrevista que publicó ayer este periódico, Fuster aseguró que eran poco más de doscientos los integrantes de Nuevas Generaciones que se trasladaron de la Península. Pero estos 200 fueron los que pernoctaron en el pabellón, porque, según Ripoll y Servera, hubo 400 jóvenes que llegaron la mañana del sábado en barco y acudieron al polideportivo, donde «se sirvió una merienda para unas 600 personas», antes de partir con autocares hacia sa Marjal. Así, teniendo en cuenta que la participación en la contramanifestación fue de unas 800 personas, la representación isleña fue de unos 200 manifestantes. En cuanto al precio del pabellón, el alcalde de Son Servera dejó claro que cobrará 1.500 euros por el alquiler del recinto deportivo, según el precio que establecen las ordenanzas fiscales del municipio. Además, Ripoll salió al paso de las críticas recibidas desde la oposición y aseguró que la brigada municipal no hizo ninguna labor por la comida del ¡Basta ya! ni para NNGG. En cualquier caso, Conxi Peña (EU-EV) y Josep Barrientos (PSOE) le pedirán explicaciones en el próximo pleno.