CATALINA ALZAMORA
Jaume Sastre es el portavoz del Lobby per la Independència, una de las entidades que han convocado la manifestación del próximo sábado en la Costa dels Pins contra el inicio de la privatización del litoral balear. Sastre cree que el caso de la piscina de Pedro J. Ramírez es «un trato de favor que no se sustenta por ningún lado».
-¿Qué piensa de la resolución ministerial que privatiza la costa de Mallorca?
-Es un acto de privilegio y un trato de favor que supone una ofensa a los ciudadanos de Balears, ya que demuestra que hay ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Gracias a esta resolución estrambótica del Ministerio se ha creado un antecedente increíble que podría alimentar casos similares.
-Sin embargo, el Gobierno socialista sí ha hecho derribar otras construcciones en la costa española, como el hotel Algarrobico en Almería.
-Pedro J. tiene mucho poder de influencia, tanto en la política como con los jueces. Pero en Mallorca, por ejemplo, a la misma hermana del rey le hicieron derribar su casa de Portopí. Por ello estamos convencidos de que tarde o temprano un tribunal hará demoler la piscina y nos dará la razón.
-¿Qué opinión tiene de la plataforma «¡Basta Ya!»?
-Me parece que se han pasado. La plataforma es desproporcionada y demencial porque vienen a tratar de terroristas a todas la personas que no ven con buenos ojos los tratos de favor hacia los poderosos.
-¿Qué van a hacer con la excursión marítima del sábado, después de la prohibición del Tribunal Superior?
-Nosotros no estamos de acuerdo con la resolución: proteger la intimidad de Pedro J. es sólo una excusa. Acataremos la decisión y no nos acercaremos a menos de 500 metros de la Costa dels Pins. Pero no iremos a Cala Bona porque es humillante, y la concentración marítima se mantendrá en la playa de sa Marjal. Animo a toda la gente que quiera venir en barco a la punta de la playa el próximo sábado.
-¿Cómo cree que afectará el caso de la piscina a la imagen exterior de Balears?
-Da una imagen tercermundista de las Islas que recuerda a cuando en Sudáfrica había playas sólo para blancos. Además, perjudicará al turismo. Los turistas tienen que poder pasear por el litoral mallorquín sin arriesgarse a que los guardias de seguridad de Ramírez les rompan las costillas.