PEDRO AGUILO MORA
Existen en el municipio de Andratx hasta 20 enclaves para observar como el crecimiento urbanístico está provocando la saturación de su litoral. No obstante, con sólo visitar tres de ellos -Cala Llamp, Camp de Mar o Cala Moragues-, cualquier persona estará en disposición para constatar como la autenticidad del mítico paisaje andritxo ha sido sepultada bajo millones de toneladas de cemento y sólo pervive ya en las páginas de algunas novelas de Baltasar Porcel.
Es por ello que ayer, el Grup Balear d'Ornitologia i Defensa de la Naturalesa (GOB) efectuó un tour alrededor de las colinas que rodean el Port d'Andratx con el objeto de que los ciudadanos y visitantes de Mallorca tomen conciencia de cuáles son las consecuencias de una política urbanística sin control como la que se viene desarrollando desde hace décadas en esta localidad del Ponent de la Isla.
Es cierto que los dedos acusadores apuntan hoy hacia el alcalde Eugenio Hidalgo (PP) y ha sido ahora cuando Fiscalía ha decidido intervenir en el asunto, pero los sucesivos gobiernos de la popular Margalida Moner y los eventuales mandatos de la izquierda también cuentan con el mismo grado de responsabilidad en esta barra libre de licencias urbanísticas y hormigón armado.