ÀNGELS HERNÀNDEZ/MARTA MEDRANO
El Govern inauguró ayer los 10,7 kilómetros de autovia que comunican Inca y sa Pobla y que han costado un total de 49.606.085 euros, siete millones de los cuales se han destinado a pagar expropiaciones. La inauguración de uno de los proyectos estrella de esta legislatura se celebró en una carpa instalada para la ocasión junto a Menestralia y contó con la asistencia y los parlamentos del president del Govern, Jaume Matas, y de la consellera de Obras Públicas, Mabel Cabrer. La inauguración no contó con la asistencia de ningún representante del Gobierno central, a pesar de que en los folletos figura la financiación del Ministerio de Fomento. Sí acudió al acto, en cambio, la diputada del PP en el Congreso, Maria Salom, seis alcaldes del PP de la zona y muchos concejales del PP de municipios vecinos. La inauguración se inició a las 10 de la mañana con la proyección de un vídeo explicativo del proyecto, que insistía en el hecho de que 20.000 vehículos diarios transitan esta vía y en los consecuentes problemas de siniestralidad y colapso que origina este hecho, especialmente en verano.
El alcalde de sa Pobla, Antoni Serra, inició su discurso aprovechando para agradecer que en esta ocasión, a diferencia de lo que sucedió en la inauguración de la ampliación sa Pobla-Alcúdia del Consell, le dejaban hablar. «En tiempos de ruido en sa Pobla tuvimos que dar la cara. Esta es una obra que dará seguridad, hará que estemos mejor conectados y nos dará bienestar. Es una obra de futuro», sentenció. Más pragmático se mostró el president del Parlament y alcalde de Inca, Pere Rotger, que destacó la solución real a los problemas de tráfico de Inca que había supuesto la variante sur y las ventajas de la nueva autovía para los 20.000 conductores diarios. El acto de inauguración no contó con ningún concejal de la oposición de los pueblos vecinos. Desde Inca y sa Pobla explicaron que, a diferencia de la inauguración de la variante sur, en que si fueron invitados, en esta ocasión no habían contado con ellos.