Tras el paso del Dijous Bo llega la hora de hacer balance y las principales críticas se centran este año en la proliferación del botellón en la noche del Dimecres Bo. Y es que buena parte del aumento de visitas registrado por la Policía Local en la víspera del Dijous Bo optaron por utilizar esta fórmula de marcha que se extendió en lugares como la Plaza Llibertat, la Plaza de l'Aigua y a otras zonas como la del Institut Pau Casesnoves y el entorno de la rotonda de Sineu.
Según fuentes municipales la proliferación del botellón está relacionada con la mayor afluencia de gente que llega desde Palma. «Vino tantísima gente que la verdad es que no lo notamos en la caja. Este año se ha implantado esta moda que en Inca no existe en los fines de semana normales. Es una lástima porque además supone un problema de limpieza. Creo que se tendrán que tomar medidas de cara al año que viene», dijo ayer el presidente de la Associació de Comerciants d'Inca, Pep Nicolau que además regenta pub.
Nicolau valoró el Dijous Bo de forma muy positiva, aunque recordó que este es un día «más de muestras que de ventas» y pidió al Ajuntament que disminuya el número de estands ubicados en la calle del Born. «Con tanto tenderete queda muy estrecho y en caso de emergencias tenemos que estar preparados para que pase un camión», añadió.
Visitas y botellón
El alcalde de Inca, Pere Rotger, valoró positivamente el hecho de
que el número de visitas se repartiera entre la víspera y el propio
Dijous Bo. «Hubo botellón pero, por las explicaciones que me ha
dado la Policía Local entra dentro de la normalidad», dijo.
Respecto a las críticas de los bodegueros instalados en el Claustre de Sant Domingo por la mala señalización de la muestra Rotger se mostró dispuesto a cambiar de cara al año que viene. « Colocaremos pancartas o distribuiremos folletos para atraer a más gente. Siempre hay cosas por mejorar».