Doce días después de que Carlos Delgado e Isidre Cañellas -en presencia de destacados miembros de las direcciones regionales del Partido Popular (PP) y Unió Mallorquina (UM)- dieran por cerrada la crisis de Calvià y por restablecido el pacto de gobierno municipal, queda meridianamente claro que el acuerdo alcanzado por populares y nacionalistas el pasado 26 de septiembre tiene cada vez más visos de farsa.
El primer acto de esta presunta pantomima se escenificó hace justo una semana cuando el PP, con el apoyo a regañadientes de UM, rechazó que el pleno calvianer aprobara una moción de condena al episodio de transfuguismo protagonizado por el ex edil de UM, Joan Thomàs. El segundo lo sacó a la palestra este diario en su edición del pasado martes cuando reveló que Thomàs -a través de su hombre de confianza, Antoni Tirado- se convertirá en el undécimo concejal del PP, en la sombra, después de que en los próximos meses UM ceda a los populares la gestión de las áreas de Mantenimiento, Nuevas Tecnología y Medio Ambiente, y Delgado coloque a Tirado al frente de la dirección de las mismas.
Ahora, el tercer episodio de este sainete lo publicita sin pudor alguno la página web del Ajuntament de Calvià informando de que el «nuevo equipo de gobierno municipal» queda formado «por los 10 regidores del Partido Popular y 1 regidor de Unió Mallorquina y uno del grupo mixto». Es decir por los concejales Xavier Mas, José Manuel Ruiz, Luis Marín, Constantina Hernández, Teresa Martorell, Kate Mentink, Bartomeu Bonafé, Alberto León, Rafael Garau y el alcalde Carlos Delgado por parte del PP, el primer teniente de alcalde Isidre Cañellas como representante de UM, y el tránsfuga Joan Thomàs como único edil del grupo mixto.