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Un centenar de vecinos de la carretera vieja de Sineu, aislados por las obras de la autovía

Los afectados reivindican al Ajuntament d´Inca y al Govern la apertura de una vía de acceso a sus casas

Rafel Romero, portavoz de los vecinos, explicó a Bartomeu Seguí los problemas que tienen para acceder a sus casas.

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Un centenar de vecinos de la zona rural conocida como la de la carretera vieja de Sineu o la del Sport Inca, se reunieron ayer en las cercanías de las obras de la autovía Inca-sa Pobla a la altura de la ciudad para denunciar que «debido a estas obras nos han cerrado todos los accesos a nuestras casas», indicó el portavoz de los vecinos, Rafel Romero, quien agregó que «sólo pedimos que nos habrán un camino peatonal lo más cerca posible de Inca y reabran el camino de Cas Cabo».

Este camino de Cas Cabo, que enlaza el camino viejo de Costitx con la zona afectada, «suponía una vía de servicio para el acceso de camiones, máquinas agrícolas o ambulancias». Los vehículos de grandes dimensiones no pasan por debajo del puente de la vía del tren, por el que los vecinos acceden a sus casas. «Éste tiene tres metros de alto pero es muy estrecho, tanto que casi no pasa un coche y menos un camión, así que si se incendia la zona no hay manera de que el camión de los bomberos pueda entrar», concluyó Romero.

A la reunión de ayer también acudieron Bartomeu Seguí, regidor de Urbanismo del Ajuntament d'Inca, y Juan Manuel Pérez, ingeniero de la Conselleria de las obras de la autovía.

Tanto Seguí como Pérez hablaron largo y tendido con los afectados y finalmente, Seguí anunció que este problema «técnicamente tiene una solución bastante factible y la intentaremos llevar a cabo». La solución consiste en expropiar un poco más de terreno a un vecino para hacer una vía paralela a la construcción de la autovía y así facilitar el paso de los vecinos a la zona. «Suponemos que no habrá ningún problema con la expropiación porque este vecino será uno de los más beneficiarios», aseguró Seguí.

Los vecinos se mostraron satisfechos por la respuesta de las instituciones, aunque Romero afirmó que «no pararemos de recoger firmas. Hasta el momento hemos recogido unas 300 y consideramos que el problema necesita una solución urgente» y bromeó diciendo que «tengo familiares que ya no sabe donde vivo porque no ven la manera de llegar a mi casa».

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