A partir del próximo mes de junio, la depuradora de Pollença será capaz de asumir con garantías el tratamiento del 90 por ciento del caudal que llegue a la planta una vez entre en funcionamiento la segunda fase de las obras de ampliación de estas instalaciones. Así lo confirmó ayer en Pollença la gerente del Ibasan, Bárbara Mestre, que anuncia, no obstante, que los próximos diez días serán los peores vividos en la historia reciente del municipio en lo que se refiere a vertidos de agua sin depurar al mar. «Estamos desmantelando el tratamiento biológico y durante un par de semanas el agua se verterá con un tratamiento mínimo realizado a base de químicos y más concretamente con sulfato de aluminio. Es una situación transitoria mientras se conecta el nuevo sistema, pero ya quiero advertir a los vecinos de que estos 10 ó 12 días mientras se realizan las conexiones será cuando el agua salga peor y lo hará peor aún de lo que lo viene haciendo esta semana», dijo Mestre.
La gerente del Ibasan se desplazó ayer a Pollença acompañada del director general de Recursos Hídrics, Joan Crespí, y de los técnicos del Ibasan para anunciar la ejecución inminente de unas obras de emergencia en la estación de impulsión general del Port de Pollença por un importe de 1.100.000 euros. Dichas obras, complementarán la ampliación de la planta depuradora para ofrecer las máximas garantías de que no habrá nuevos vertidos. Así, según explicaron los técnicos incorporarán sistemas de seguridad como un doble cuadro eléctrico o un sistema de alarma por móvil en caso de avería.
La gerente del Ibasan, Bárbara Mestre, quiso agradecer a los vecinos del Port de Pollença su «paciencia» ante los continuos vertidos de aguas sucias al mar, una situación «difícil y heredada» a la que dijo «estamos tratando de poner remedio». El final de las obras de ampliación de la depuradora está previsto para el año 2007.