J.M. SASTRE
Es tiempo de esquilar. La finca 'Els Olors' de Artà continúa con la
tradición de esquilar sus ovejas y lo hace celebrándolo como una
fiesta de las costumbres y necesidades del campo mallorquín. Antoni
y Joan Amorós, padre e hijo, gestionan la finca y fueron los
encargados de poner en marcha y organizar esta semana la jornada en
la que libraron de la calurosa lana a más de 500 ovejas. Como si de
un reclamo turístico se tratara, numerosos payeses, conocidos y
amigos de la gente de 'Els Olors' acudieron a la finca con el fin
de ayudar a la familia Amoroso en su tradicional tarea que año tras
año desarrollan al llegar estas fechas. El trabajo empezó a las
nueve de la mañana. Con la máquina de esquilar en la mano por
cuestiones de tiempo, porque más de uno suspiraba con poder coger
las tijeras como se hacía antiguamente, las ovejas pasaban por las
manos de los expertos esquiladores como una exhalación y salían sin
lana con cierto aspecto de, nunca mejor dicho, de cordero
degollado.
Pero no sólo de trabajo vive el hombre. Poco antes del mediodía la brigada se detuvo para merendar, una merienda en la que dieron cuenta de unas excelentes sopas mallorquinas y sobrassada hecha en la misma finca. Después de unos minutos de carcajadas en la mesa, los esforzados esquiladores empezaron la segunda tanda de ovejas de la jornada que concluyó a las cuatro y media de la tarde. La fiesta del esquilar acabó de nuevo con la brigada y las cocineras sentados en la mesa.
La comida final fue más consistente que la merienda. Porcella y cabrito de 'Els Olors' hicieron las delicias de los participantes que se despidieron hasta el año próximo. La finca 'Els Olors' celebró un año más la ya tradicional el esquilado de las ovejas, una excusa más para reunirse numerosos amigos y conocidos. Se trata de un encuentro en el que además de recuperar una necesaria tarea tradicional, se aprovecha para disfrutar de una comida cinco estrellas. En numerosas fincas de Mallorca, como en Els Olors, esta tradición se repite por estas fechas.