En la carretera del Puig Major desde Sóller apenas se registraron problemas en el tráfico, ya que la afluencia de vehículos fue bastante menor que la prevista. Hasta el momento de oscurecer, cuando ya muy pocos circulan por esa vía, la carretera estuvo abierta en todo momento, aunque los efectivos de la Guardia Civil estvieron atentos a cualquier incidencia y al estado de la vía en función de la evolución meteorológica.
El destacamento de la base área del Puig Major estuvo también vigilante ante la posibilidad de algún accidente en ese tramo de carretera o de algún percance por parte de excursionistas.
Además, un helicóptero del Servicio Aéreo de Rescate sobrevoló por la mañana la zona del Gorg Blau y operarios del Departament de Carreteres del Consell de Mallorca echaron sal en la carretera Sóller-Lluc desde primera hora para evitar los riesgos de la nieve y el hielo sobre la calzada. Esta actuación se llevó a cabo no sólo para facilitar el acceso a quienes fueron a disfrutar de la nieve, sino también a las personas que tienen fincas, algunas de ellas con animales, en la montaña. Voluntarios de Creu Roja también acudieron hasta Cúber y permanecieron allí durante horas por si había que ofrecer algún tipo de atención o asistencia a las personas que se encontraban en el lugar.
Aunque los coches que circularon por la carretera Sóller-Puig Major fuern menos que los previstos inicialmente, la circulación debía realizarse con suma precacución, sobre todo a partir de la tarde, cuando las condiciones meteorológicas empeoraron. Lo que no estaba permitido era aparcar en los arcenes, aunque tanto en el tramo anterior al primer túnel como en la recta del Gorg Blau esta restricción no fue muy respetada.
Una buena prueba de la escasa afluencia respecto a nevadas anteriores fue el paso de vehículos por el túnel de Sóller, que tuvo menos usuarios que los habituales en estas circunstancias.
En el municipio de Sóller, donde sí notó una especial afluencia fue en el Port, pues fueron muchos, tanto residentes como visitantes, los que prefirieron acercarse hasta el núcleo costero para disfrutar de la panorámica de las montañas nevadas que rodean la Vall (Puig del Migdia, l'Ofre, Serra de Son Torrella, Alfàbia) aunque fuera a distancia.
En esta ocasión, la prudencia y el temor a un monumental atasco se antepusieron al deseo de pasar el día en la nieve.