La piscina cubierta municipal de Inca volvió ayer a abrir sus puertas al público después de permanecer diez días cerrada, periodo en el que se han llevado a cabo una serie de reparaciones con el fin de subsanar las deficiencias que presentaba la infraestructura prácticamente desde su apertura, hace ahora tres meses.
El mal funcionamiento del sistema de calefacción, que provocó una baja temperatura ambiente en las instalaciones, en el agua de las piscinas y de las duchas de los vestuarios, así como la falta de un descalcificador del agua que provocó problemas en diversas tuberías, obligó el pasado día 13 al Ajuntament d'Inca, al constructor y a la empresa que gestiona la piscina a optar por el cierre temporal de las instalaciones.
Según asegura el director de la piscinas, Raúl García, este cierre «nos ha supuesto unas pérdidas cercanas a los 6.000 euros». Aunque de momento no se puede dar una cifra exacta del número de bajas de abonados, García confirma «que unas 700 personas que participaban en los cursos de natación se han dado de baja por los problemas que presentaban las instalaciones».
Pero sobre todo, el director de las piscinas municipales lamenta que «la imagen de las instalaciones ha quedado muy dañada después de este cierre».
En este sentido y para recuperar la confianza de la gente, García adelanta que «hemos decidido regalar el primer trimestre del próximo año a las personas que estaban inscritas en los cursos».
Asegura también que de momento no se plantean reclamar ningún tipo de compensación ni a la empresa constructora, ni al Ajuntament d'Inca, «y veremos a ver como funcionan estos primeros meses después de las reparaciones que se han llevado a cabo».