J.M.SASTRE /G.MAS
«Dimoni Banya Verda! Dimoni Banya Verda!». La plaza del Ajuntament
de Montuïri era ayer un hervidero. Como cada año en la víspera de
Sant Bartomeu, los más jóvenes esperaban, aclamaban e invocaban al
representante del mal poco antes de que éste incurriera en las
danzas de la Dama y los Cossiers. A las siete en punto de la tarde
y con una multitud rodeando un escenario ubicado ante el edificio
Consistorial, los xeremiers, flabio y tamborino comenzaron a hacer
sonar sus músicas ancestrales y la plaza estalló de júbilo. No en
vano los Cossiers iniciaban sus danzas, las primeras del año y las
más esperadas.
Tras el último baile en que la Dama en representación del bien vence al Dimoni Banya Verda en lo que es el final del repertorio, los danzadores comenzaron un recorrido entre la multitud en dirección a la iglesia parroquial. Con el Dimoni abriéndoles paso entre el gentío a modo de guía, los Cossiers y la Dama llegaron al templo donde veneraron la imagen del patrón Sant Bartomeu y se hizo la entrega protocolaria de la albahaca fresca que en todas apariciones de los danzadores impregnará el aire con su característico aroma.
Las correrías ante y tras el Dimoni de los más atrevidos animaron una fiesta a la que asisten año tras año miles de vecinos de la localidad, de pueblos de la comarca y turistas que se acercan a conocer esta ancestral tradición documentada en el siglo XIV. Los Cossiers son el elemento de la cultura popular por la que los vecinos de Montuïri sienten mayor y verdadera devoción. Hoy los xeremiers sonarán la Albada y los Cossiers acudirán a buscar a las autoridades para acompañarlas a la misa solemne en honor a Sant Bartomeu.