M.PUIGRÒS/J.M.SASTRE
Más de dos mil personas se congregaron la madrugada del martes en
Porreres para dar por finalizadas las fiestas de Sant Roc y recibir
al Sant Roquet. Como ya es tradición la ensaimada gigante elaborada
a petición popular y por iniciativa de varios bares de la localidad
no faltó a la cita. Poco antes de empezar la degustación de la
ensaimada y una vez finalizada la verbena popular, la Filharmònica
Porrerenca tocó la pieza «Matinada porrerenca», compuesta por su
director Joan Martorell. Acto seguido, la banda de música acompañó
a las autoridades desde el Ajuntament hasta la Iglesia, donde se
encendió la traca final. El último petardo de la traca marca el
ecuador entre el fin de fiesta de Sant Roc y el inicio del Sant
Roquet.
Más de veinticinco xeremiers partieron acompañados por centenares de jóvenes en busca de la ansiada ensaimada que se guarda celosamente hasta el momento de su degustación en un almacén en las afueras de la localidad. Todos aquellos encargados de portarla en volandas lucían un vistoso distintivo, una gorra naranja que fue previamente repartida por los tres bares organizadores del acto: Sa Roqueta, Can Guillem y Sa Fonda Cafè.
Entre el sonido de las xeremies, los jóvenes hacían las pertinentes ovaciones tal y como manda el protocolo a la gigante ensaimada que una vez llegó a la plaza de Porreres dio una triunfal vuelta al ruedo aclamada por los gritos de los jóvenes. Centenares de personas de pueblos vecinos se acercaron a Porreres para poder disfrutar de la ya mítica y esperada ensaimada gigante de Sant Roquet.