J.M.SASTRE/G.MAS
Un turista entra en una tienda de cosmética de Cala Millor, elige
los objetos que quiere comprar y al ir a pasar por caja enseña la
pulsera del «todo incluido» para evitar el pago. Julia Mas,
dependienta de la tienda en cuestión, explica que esto sucede a
diario en la zona costera de Cala Millor en diferentes
establecimientos del sector complementario desde que los hoteles se
han visto obligados a hacer ofertas y llenar sus habitaciones con
el «todo incluido» como reclamo.
Todos los establecimientos visitados por Ultima Hora coinciden en que es el peor año, aunque no pueden precisar el porcentaje del descenso de las ventas porque «lo calculamos al final de la temporada». Algunos aventuran un bajón de entre el 30 y el 40%. Y es que la estampa que se tiene al visitar Cala Millor lo dice todo. Mientras las playas y paseos están llenos de turistas, las terrazas de bares y restaurantes, souvenirs, tiendas, colmados o minimercados permanecen vacíos. De hecho, la ocupación en los hoteles es elevada ya que oscila entre 75 y el 100% dependiendo de las estrellas del establecimiento.
Lejos quedan aquellos tiempos en que en las camas de los hoteles dormían turistas de «calidad» y en que todos podían vivir de los visitantes. Eran momentos de expansión y esplendor para Cala Millor. Pero en los últimos años, la cosa ha ido empeorando de forma progresiva hasta llegar a la situación actual. «Cala Millor atraviesa un mal momento, de cada año vamos a menos. Antes no podíamos ser una dependienta sola y ahora sí, y mira cómo está la tienda», comenta Magdalena Gili, dependienta de una tienda de ropa de verano.