Durante la reunión del jueves por la noche entre empresarios de Binissalem, el alcalde de la localidad, Miquel Nadal, y el concejal de Comunicación i Organización, Josep Maria Pons, se informó que la ampliación del polígono industrial dependerá de los metros cuadrados de suelo urbanizable que se soliciten.
Así, Pons, explicó que «durante la reunión repartimos papeles informativos que los empresarios tienen que devolver al Ajuntament a finales de agosto, como mucho, para poder saber el total de metros que piden», y continuó diciendo que «si de los 40.000 metros cuadrados que tenemos tasados sólo se piden 3.000, no los construiremos todos».
Del mismo modo en que los empresarios solicitarán los metros que necesitan para su empresa en el polígono, deberán indicar si prefieren un solar, una nave modular, o una nave en alquiler.
Además, en la hoja informativa se podían leer una serie de condiciones que figurarán en el contrato final «si los empresarios no tienen ningún inconveniente con estas cláusulas», según Pons.
De las siete cláusulas que presentó el Ajuntament, la que llamó más la atención es que la empresa no podrá vender el solar antes de 10 años de su compra. Del mismo modo que no se permitirá el traspaso ni la ejecución de otra actividad que lleve a posibles especulaciones antes de estos 10 años.
Otra de las cláusulas que movió polémica fue que si por algún motivo justificado, como la quiebra de la empresa, se tuviese que vender el solar, la diferencia entre el precio indicado en las NNSS y la tasación de la nave, revertirá en el Ajuntament.
Pons lo explicó así: «Si el empresario ha pagado 160 euros por metro cuadrado y lo vende a 250, la diferencia irá a parar al Ajuntament».