Mallorca triplicará el número de hectáreas acogidas a comunidades de regantes gracias al impulso que ha supuesto el convenio entre los gobiernos central y autonómico para crear redes de suministro de agua para el riego agrícola, con una inversión de 113 millones de euros hasta 2009, de los que 86'5 corresponden al Ministerio de Agricultura y Pesca, y el resto, 26'5 millones, a la Conselleria homónima. Estas infraestructuras de riego aprovecharán los caudales de estaciones depuradoras y diversas fuentes naturales.
En Mallorca existen actualmente, además de la del Pla de Sant Jordi, cinco comunidades tradicionales de regantes: sa Vall de la Nou (Manacor), Mare de Déu de Biniaraix (Fornalutx y Sóller), Font de s'Ull de s'Aigua (Estellencs), Font de la Vila (Banyalbufar) y Vall de Sóller. Esta última es en realidad la reunión de 10 pequeñas comunidades de regantes de Sóller. Este primer grupo de cinco comunidades tradicionales suma 537 hectáreas y 1.476 regantes.
Con el anuncio del convenio y, sobre todo, de sus inversiones, en Mallorca se han constituido o se está tramitando la constitución de otras cinco comunidades: Son Mesquida (Felanitx), Sa Marineta d'Ariany, Torrent de l'Anzell (Vilafranca de Bonany), Algaida-Montuïri y Santa Maria del Camí. Este segundo grupo supone la incorporación a los sistemas de riego agrícola de 557 hectáreas y 309 regantes.Finalmente, se está perfilando la creación de otras siete comunidades: Inca, Campos, sa Pobla, Manacor, Manacor-Cales de Mallorca, Sineu-Petra-Ariany-Maria de la Salut, y Artà. Este tercer grupo representará la suma de 580 hectáreas y 180 regantes. De esta manera, el número de hectáreas acogidas a comunidades de regantes pasará de 537 a 1.674, es decir, se triplicará, mientras que el número de regantes pasará de 1.476 a 1.965, con un incremento del 33 por ciento.
Con esta iniciativa, se rompe el ya casi histórico estancamiento en el aprovechamiento de aguas depuradas para el riego agrícola. Con el objetivo inicial prácticamente cumplido de no tirar al mar una sola de gota de agua residual sin depurar, con criterios predominantemente turísticos, quedaba como asignatura pendiente el aprovechamiento de ese caudal para el riego de cultivos, evitando así la sobreexplotación de los acuíferos. Se calcula que el agua depurada reutilizada actualmente para el riego agrícola apenas supera el 20 por ciento.