C. VENY
El drástico expediente de regulación de empleo que presentó ayer la
dirección de Majórica y que afecta a más de 200 personas de los
tres centros de trabajo, cayó como un jarro de agua fría entre el
sector político y laboral. Todas las partes coincidieron en
manifestar que el número de despidos que prevé Majórica supera
cualquier previsión, «además de cargarse el tejido industrial y
social de Manacor».
El conseller de Comerç, Josep Juan Cardona, manifestó ayer a este periódico que la presentación del plan supone el «inicio de un proceso de negociación» y añadió: «El Govern desea a las partes que lleguen a un acuerdo lo más ventajoso posible, tanto para los trabajadores como para el tejido industrial y económico de Manacor». El titular de Comerç recordó que las ayudas que el Govern pueda conceder a Majórica estarán condicionadas al mantenimiento del tejido industrial y productivo en Manacor y al consenso del plan social e industrial entre las partes.
Por su parte, el alcalde de Manacor, Antoni Pastor, que se mostró profundamente afectado por la noticia, afirmó que se ponía a disposición de los comités para que «hoy mismo comencemos a analizar la situación que se nos viene encima». El primer edimanacorí calificó de «sumamente drásticas y fuera de cualquier previsión» las medidas que ha presentado la empresa y «aunque no tengamos aun confirmación oficial, nos ha tomado por sorpresa. El portavoz de los trabajadores, Guillem Vives aseguró ayer que «todos estamos muy afectados. Este expediente de regulación no es aceptable bajo ningún concepto. Es del todo desproporcionado». Vives afirmó que el sentimiento dominante de ayer era de una total «rabia contenida y tristeza generalizada».