El alcalde Sebastià Vidal se plantea tirar la toalla sólo seis meses después de su investidura como primer edil. «Comienzo a estar un poco cansado y es tassó ja vessa», indica Vidal, quien advierte que «si me voy yo se van también Rafel (Serra) y Maria (Bonet)», sus dos ediles incondicionales. El alcalde no concreta si en caso de marcharse definitivamente lo haría dándose de baja del PP y pasando al grupo mixto o dimitiendo de su cargo pero siguiendo en el partido: «No me lo he planteado, en algún momento pienso que debo aguantar contra viento y marea, pero estoy cansado. Yo he mamado desde pequeño de este partido y no quiero hacerle daño».
Desde la cúpula del partido, el presidente insular del PP, Pere Rotger, explica que el martes se celebrará una reunión en que se escuchará las versiones de las dos partes enfrentadas (el alcalde y el presidente del comité local, Bartomeu Galmés) y advierte a ambos que «aplicaremos el bisturí; si hay que sacrificar a alguien se hará, pero lo que está claro es que no permitiremos situaciones como la de ses Salines, somos un partido demasiado grande». Y apuntilla: «Quién quiera entenderlo que lo entienda». Rotger afirma conocer la situación al comentar que tras la polémica de los presupuestos «hay mar de fondo, hay un problema de bicefalia y de liderazgo que debe acabar».
A todo esto, el presidente de la junta local, Baromeu Galmés considera que el partido debería «suspender la militancia temporalmente como figura en los estatutos» al alcalde Vidal y los regidores Serra y Bonet porque «han roto la disciplina del partido, han actuado como tránsfugas y se han desmarcado aprobando un presupuesto que el comité local no aprobó». Hay que recordar que en el pleno en cuestión, sólo el edil del PP, Francesc Garí hizo lo que, según Galmés, dictaminó el comité local: votar contra el presupuesto del pacto PP-UM. Antoni Caldentey, de UM, asegura: «Esperamos noticias pero sin Vidal romperemos el pacto».