PEP ROIG/CARMEN RUIZ
El proyecto de reconversión de la Platja de Palma ha originado
preocupación tanto entre los vecinos del núcleo, donde se llevará a
cabo el derribo de hoteles y viviendas, como entre los residentes
de las urbanizaciones de Bellavista y Cala Blava, al lado del área
donde se pretende llevar a cabo el intercambio de las plazas
turísticas y residenciales esponjadas.
En concreto, el Plan Territorial de Mallorca que se aprobará el lunes plantea la desaparición de 2.618 plazas turísticas en s'Arenal y la creación de 5.237 plazas nuevas en el suelo de crecimiento previsto en las proximidades de Bellavista, entre las carreteras de Cap Enderrocat y la que prosigue hacia las urbanizaciones de Las Palmeras o Maioris Décima. Jordi Cabrer, presidente de la Asociación de Hoteleros de la Platja de Palma, no aventuró ayer el número de hoteles que se derribarán. «En realidad no se sabe; el esponjamiento se debe hacer con tiempo e inteligencia. Hay que elaborar un plan en que se salven los puestos de trabajo».
En esta zona de s'Arenal hay casi 10.000 plazas hoteleras, que se distribuyen en más de 40 establecimientos hoteleros que dan trabajo a unas 5.000 personas. «Lo que está claro es que el que el hotel obsoleto no saldrá en la foto, pero habrá que negociar con los empresarios. No se pueden derribar todos y habrá que analizar manzana por manzana. Habrá empresarios interesados en invertir en otra zona y otros que no».