La fama que ha adquirido en los últimos años la Fira de s'Oliva de Caimari, la única en la que la tradición y el gusto por los trabajos hechos a mano son condición imprescindible para conseguir un stand, disparó ayer el número de visitas superando todas las expectativas. Miles de personas acudieron en sus vehículos a este núcleo urbano, colapsando la carretera de Lluc entre Inca y Selva. A media mañana, el atasco llegaba ya a las puertas de Inca y los aparcamientos habilitados para la ocasión en los accesos a Caimari apenas daban abasto.
La que amaneció como una feria pasada por agua que hacía prever pocas visitas, terminó siendo una de las más concurridas en la historia del municipio. El estreno del concurso de perros pastores atrajo un importante número de miradas y lo mismo ocurrió con la casa de nieve que se ha incorporado en los últimos días a la oferta de su parque etnológico.
Hasta la localidad se desplazaron también distintas autoridades. A primera hora se concentraron a la entrada de la muestra, el alcalde de Selva, Joan Rotger; el alcalde pedáneo de Caimari, Pere Seguí y los alcaldes de otros municipios vecinos como Mancor, Lloseta, Alaró o Escorca. A lo largo de la mañana, pasearon también por la Fira el conseller d'Interior, José María Rodríguez, y los directores generales de Agricultura y Relacions Institucionals del Govern balear, Gaspar Oliver y Antoni Contestí.