El final ayer noche de la tercera feria de Inca, la Fira d'Época, da vía libre a la llegada del Dijous Bo el próximo 14 de noviembre.
Como marca la tradición, Inca cierra así el ciclo de celebraciones previas a su fiesta grande. La feria antigua de Inca es la más concurrida de las tres ferias de octubre, transforma la ciudad en una Inca medieval, con faquires, equilibristas y malabaristas incluidos.
Este año, se ha recuperado además el espectáculo pirotécnico de hace dos temporadas y que simula un combate entre varios demonios y el Ajuntament que concluye con el incendio de la Casa Consistorial, al más puro estilo del Sant Antoni de sa Pobla.
Este espectáculo congregó en la plaza la noche del sábado a más de un centenar de personas aunque fue durante todo el día de ayer cuando se concentró el mayor número de público en la localidad.
A la tercera va la vencida y después de suspenderse en dos ocasiones la instalación de juegos tradicionales realizados con material de reciclaje en la plaza de Antoni Fluxà, ayer finalmente la plaza amaneció cubierta con los juegos y pequeños y mayores disfrutaron con las distintas propuestas de destreza y equilibrio.
También se recuperó este fin de semana el concurso de rock suspendido en las ferias anteriores debido al mal tiempo.
Todos estos actos han complementado la oferta del mercado medieval así como del mercadillo artesanal que ocupa hasta Reyes las calles peatonales de la ciudad, ahora sábados y domingos y en diciembre a diario.
Unos 80 artesanos han venido expresamente desde Barcelona y Valencia para vender sus productos en la Fira d'Época, ambientados perfectamente como comerciantes de la Edad Media.