Una familia de Artà denuncia una presunta negligencia médica del hospital de Manacor que se saldó con la muerte de uno de sus miembros. La familia se queja, además, del estado de la habitación, del trato del personal y de la «falta de humanidad de los miembros del hospital». Según explica a este diario la hija de la víctima, Antònia Sureda, «ingresamos a mi padre, Antoni Sureda Nicolau, el pasado viernes día 12 de septiembre con una pulmonía en la habitación 424 del hospital de Manacor. La habitación estaba sucia y el baño en un estado lamentable». Sureda asegura que durante los primeros días de su estancia en el centro hospitalario, su padre mostraba «una reiterada pérdida de memoria. Ante esta situación, intentamos hablar con la doctora de guardia y después de insistir mucho conseguimos hablar con ella, que después de preguntar al paciente sus datos personales y éste contestar correctamente, explicó que mi padre estaba bien y no necesitaba medicación. El médico encargado del caso no supo informar de la situación del enfermo».
El viernes día 19 de septiembre «mi padre murió». Sureda relata cómo ocurrieron los hechos: «Eran las dos de la madrugada cuando el paciente se ahogaba, no podía respirar, se levantó de la cama, salió al pasadizo en un estado de angustia y mi hermana pidió ayuda. Ni en la sala de las enfermeras, ni en toda la planta encontró ningún enfermero u otro miembro del hospital que le ayudara. Al final apareció una enfermera que cuando vio la situación desesperante, lo socorrió. Llamó a otros compañeros que también intervinieron, pero ya fue demasiado tarde. Mi padre murió en medio del pasillo del hospital».
La hija de la víctima prosigue: «Los médicos se llevaron a mi padre en la UCI, allí lo entubaron y al cabo de un rato el jefe de urgencias nos informó lo que ya sabíamos, pero nos dijeron que murió de un ataque al corazón. Nosotros creemos y seguimos pensando que murió por falta de oxígeno». Sureda concluye: «Se llevaron el cuerpo de mi padre al tanatorio 3 del hospital. Si la habitación y el baño estaban sucios, el estado del tanatorio era deplorable». La afectada también quiere dejar constancia de que «la asistencia de las enfermeras deja mucho que desear puesto que, a partir de las doce de la noche, desaparecen».