Deià comenzó el pasado lunes el curso escolar sin ninguno de los problemas que han caracterizado el inicio de las clases en la mayoría de colegios de la Isla. El numero de alumnos no se ha disparado como consecuencia de la población inmigrante, los escolares disponen de espacio suficiente y no hay obras que dificultan el transcurso de las clases.
Sus problemas son otros. El lunes, 31 niños acudieron puntualmente al colegio público Robert Graves. Sólo han comenzado 2 nuevos escolares frente a los 7 del curso pasado que fue extraordinario. El colegio funciona como una escuela unitaria y en una misma aula hay alumnos de varios cursos. Este curso 2003/2004 hay tres aulas en marcha: en la primera de Educación Infantil hay doce niños; en la segunda del primer ciclo de Primaria (1º y 2º) hay 14 niños y en una tercera, del tercer ciclo de Primaria (5º y 6º) hay 5 escolares. No hay alumnos del segundo ciclo de Primaria. Hasta ahora, nunca se había dado que un curso no tuviera niños. De hecho, este uno de los peores años en cuanto a número de escolares, que en los últimos año ha oscilado entre 37-38. En sus mejores tiempos, llegó a tener incluso 49 niños.
De momento, no hay peligro de que la escuela cierre, pero de seguir esta tónica sí que se podría reducirse la plantilla o los cursos. En estos momentos, hay cuatro maestros y el apoyo varios días de un pegagogo terapéutico, un profesor de religión y otro de música. Uno de los problemas a que se enfrenta la escuela es que muchos padres deciden sacar a sus hijos del colegio. El 40% de los escolares son hijos de extranjeros comunitarios con un nivel de vida medio alto y prefieren trasladar a sus hijos a colegios nativos. En otros casos, la salida se produce por motivos de trabajo, aunque la calidad de la enseñanza sea buena. A diferencia de otros centros, no hay escolares hijos de inmigrantes de América Latina o Marruecos.