M.FUSTER/ J.M.S.
El olor a albahaca impregnó las calles de Montuïri cuando los
Cossiers recorrieron el pueblo danzando los bailes ancestrales en
honor a Sant Bartomeu, su patrón. Minutos antes de las 19.00 horas,
una multitud llenaba ya la Plaça Major y se notaba en el ambiente
la llegada de las festividad del Patrón de la localidad. A la hora
exacta comenzaron a sonar flabiols, tamborinos y xeremies, Montuïri
comenzó a arder, salieron los Cossiers y posteriormente el malo de
la película, el mal en sí mismo: el Dimoni Banya Verda.
Los Cossiers y la Dama comenzaron a danzar sobre un escenario ubicado ante el Ajuntament con miles de vecinos que los contemplaba. Tras varias danzas, la Dama venció al Dimoni Banya Verda en el último baile.
Acto seguido se desató el delirio y entre la multitud comenzó a haber idas y venidas, el Dimoni Banya Verda había comenzado a actuar. Perseguía y era perseguido, los más pequeños se le quedaban mirando atónitos y los más atrevidos le retaban, unos más cerca que otros, llamándole «Banya Verda, Banya Verda».