En Alcúdia ya se había anunciado el pacto entre UM y PSOE para otorgar la Alcaldía al nacionalista Miquel Ferrer, y el acto de toma de posesión celebrado en el Ajuntament fue, además de una ceremonia institucional, un acto social en el que la caballerosidad, la cortesía y el respeto tomaron la categoría de protagonistas, puesto que la crispación de las jornadas anteriores de negociación habían quedado atrás.
Es fácil llenar la sala de plenos, pues las reducidas dimensiones (se construyó cuando sólo había seis concejales y ahora hay 17, contando al alcalde) hace que en seguida sea necesario poner el imaginario cartel de completo. Ayer ocurrió así, porque todo el mundo quería ser testigo del comienzo de la nueva etapa. El guión estaba escrito, y la votación nominal lo confirmó. Los de UM y PSOE (10) votaron a Miquel Ferrer, los de PP-PIA (6) a Coloma Terrasa, y Emilio González Mata, que dando su voto a ASI, se votó a sí mismo.
Tras jurar o prometer su cargo, aunque hubo quien juró y prometió, y después de que el alcalde saliente, Antony Alemany (PSOE) le entregara a Ferrer el collar y la vara, se pasó a los discursos, abriendo el turno González Mata quien tras felicitar al alcalde le pidió el fomento del bilingüísmo en Alcúdia.