Pocas legislaturas concluyen en Santa Margalida sin pasar por una moción de censura. La que ahora termina ha sido una excepción, si bien el malestar de los distintos grupos políticos con representación ha sido extremo y la oposición ha en media docena de ocasiones al alcalde popular, Antoni del Olmo, que ha acabado gobernando en minoría, desde que su socio de gobierno, Joan Canet (CPU), decidió romper la disciplina de voto y fue finalmente expulsado del partido. La entrada de Canet en las listas del PSOE que lidera otra vez Miquel Cifre da idea del crispado panorama político del municipio.
El alcalde del Olmo repite como candidato de los populares y el presidente de Can Picafort Unit, Miquel Ordinas, regresa a la cabeza de su lista para tratar de garantizar a sus socios del PP que si finalmente se revalida el pacto firmado en 1997 para quitar mediante una moción de censura la Alcaldía a Miquel Cifre, en esta ocasión no habrá regidores disidentes. Así, Félix Estelrich, que durante estos cuatro años se ha distanciado en contadas ocasiones del alcalde del Olmo y de las directrices marcadas por el comité de Can Picafort Unit, desaparece de la lista del partido.
Mientras tanto, en las filas de Unió Mallorquina, Antoni Font será el nuevo cabeza de lista y Joan Monjo repetirá probablemente de «número dos». El joven Antoni Reus, al frente del PSM, entra en la vida política municipal para tratar de imponer un poco de «cordura» en el Ajuntament y no hay que olvidar que ASI también pugnará por conseguir un regidor. Todo parece apuntar a que una vez más Can Picafort Unit volverá a convertirse en el partido bisagra que decantará la Alcaldía en favor de uno u otro candidato. El regreso de Ordinas facilita el pacto con los populares en un municipio en el que gobernantes de la Vila y Can Picafort están condenados a entenderse. No hay que olvidar que cuando Ordinas apoyó en 1997 la moción de censura contra Miquel Cifre dijo: «Es el mejor alcalde que ha tenido nunca Santa Margalida pero los números son los números y ahora nosotros somos once».