El estudio encargado por la Conselleria de Medi Ambient a la empresa Mediterráneo de Servicios Marinos para evaluar las repercusiones ambientales de la extracción de arena frente a la costa de Banyalbufar concluye que «algo más del 50% de la superficie dragada se encuentra fuera del área prevista para tales fines» en el estudio de evaluación de impacto ambiental aprobado en 1997. Además, una décima parte (seis hectáreas) de la zona en la que ha sido extraída arena para la posterior regeneración de las playas de Muro, Can Picafort y Cala Millor «afecta directamente en mayor o menor grado a la pradera de posidonia».
Con estos datos en la mano, la consellera de Medi Ambient calificó ayer de fraude «el procedimiento, la ejecución y el resultado» de la extracción de arena y regeneración de playas ejecutadas durante la pasada primavera por el Ministerio de Medio Ambiente. El desvío en la zona dragado será puesto en conocimiento del Tribunal Superior de Justicia de Balears (TSJB), instancia en la que el Govern ya interpuso un recurso contencioso administrativo meses atrás.
Según Rosselló, se ha vulnerado el procedimiento porque con la excusa de una actuación urgente se ha realizado un recrecimiento desmesurado de las playas, también se ha extraído «arena de mala calidad» parcialmente de zonas no autorizadas y el resultado ha sido «ridículo» porque ahora «el Ajuntament de Santa Margalida tritura la grava».
Rosselló se preguntó qué es más conveniente, si una playa de arena blanca y fina, con el agua transparente, o una playa regenerada con arena gruesa y oscura, con aguas turbias, pero en las que quepa muchísima gente. Además, la titular de Medi Ambient recordó la incongruencia de Jaume Matas porque cuando era presidente del Govern se opuso a la explotación del yacimiento de arena de Banyalbufar para regenerar la playa de Penyíscola (Castellón) y ahora siendo ministro lo autoriza: «Es ridículo y sólo responde a intereses partidistas».