El ex alcalde socialista de Alaró, Francesc Rosselló, no pudo ayer reprimir su emoción al valorar la sentencia que le absuelve de delito de prevaricación en la compra de la finca de Son Tugores. «Hoy es el día más importante de mi vida. Acaban cinco años de persecución política brutal», indicó entre lágrimas Rosselló.
Rosselló, que se mostró satisfecho con el contenido de la sentencia que declara prescrito el delito de falsedad de documento público, admitió haber cometido «fallos administrativos, pero siempre en beneficio del pueblo. Nadie nunca tocó un duro; todo fue directamente para el pueblo».
El socialista arremetió contra Josep Gomila, alcalde nacionalista de Alaró que interpuso la querella, que «por llegar al poder montó una campaña de desprestigio, que ya comenzó con la denuncia de infracciones de una casa que construí en los años 70 y de otra de unos familiares, y culminó con la denuncia en 1995».
«Han conseguido "dijo" verme en el banquillo de los acusados, pero no sé si será más beneficioso para ellos o para mí. El pueblo me ha demostrado que me apoya».
Francesc Rosselló dio por acabada su etapa en la política: «De cara al futuro, necesito estar tranquilo y no pensar más en este mal sueño. Decidí retirarme por voluntad propia y ahora prestaré todo mi apoyo al nuevo candidato».
La sentencia afirma que Rosselló no obró de mala fe, pero sí con cierta temeridad, y que no se ha probado la apropiación de ninguno de los acusados de los cinco millones pertenecientes a la cantidad aplazada del pago que fueron dispuestos en efectivo. También descarta con claridad «el comportamiento doloso (...) y, desde luego, la arbitrariedad».