El nerviosismo y la tensión que padecen los trabajadores de Majórica les llevó ayer al límite. Los empleados protagorizaron una concentración masiva ante las oficinas de la firma en Manacor, mantuvieron encerrados a los directivos de Majórica durante más de cuatro horas y se necesitó la ayuda de los antidisturbios para conseguir que los representantes de la empresa pudieran salir de las dependencias.
Todo comenzó al mediodía. Estaba prevista una reunión en la que estaban convocados los tres comités de empresa; el director general de Majórica, Carles Casals; el director de Recursos Humanos, Antonio Barrionuevo, el abogado de la empresa y dos representantes del nuevo grupo inversor La Seda de Barcelona, interesado en comprar Majórica.
No obstante, la indignación se alimentó unas horas antes cuando los tres comités y Barrionuevo se reunieron en el Tribunal de Arbitraje de Mediación de les Illes Balears (TAMIB), en la que no se llegó a ningún acuerdo, puesto que el representante de Majórica no había aportado ningún documento sobre el plan de viabilidad de la empresa, ni una prueba sobre la opción de compra. Es decir, nada de lo exigido por parte de los comités que hubiera podido desconvocar la huelga prevista para hoy y mañana.
Cuando se empezó a celebrar la reunión de las 12 horas en Manacor, de forma totalmente espontánea, los trabajadores empezaron a gritar ante las oficinas, algunos se atrevieron a entrar en las dependencias, mientras dos policías escoltaban la puerta de la sala donde se celebraba la reunión. La tensión iba creciendo cada vez más, considerándose conveniente que los dos representantes del grupo La Seda salieran de la reunión. Dos miembros del comité de empresa conversaron con ellos para explicarles que las movilizaciones no iban en su contra y les pusieron en antecedentes de lo que había ocurrido hasta ahora.