El piquete de Inca centró ayer su actuación contra las grandes superficies. La huelga en la capital de comarca de es Raiguer transcurrió sin incidentes graves. El hecho de que cerca del 60% de los vendedores del mercado del Dijous y el 90% de los comerciantes no secundara el paro, impregnó la jornada de cierta normalidad.
Como la mayoría de las industrias de la ciudad tenían sus puertas cerradas y en el polígono reinaba la calma, el piquete de Inca centró la atención en las grandes superficies. Así, desde primera hora de la mañana y hasta mediodía, cerca de 150 sindicalistas obligaron a cerrar los supermercados que estaban abiertos. La presión ejercida por los huelguistas en estos establecimientos, en los que entraron con silbatos y pancartas, provocó su cierre y, en algunas ocasiones, la intervención de la policía y Guardia Civil.
El piquete también invitó a los vendedores del mercado del Dijous a no montar sus tenderetes. Y aunque, de buena mañana, hubo momentos de duda que retrasaron el montaje e inicio del mercado, finalmente buena parte de los vendedores "el 40%, según los sindicatos, y el 60%, según la policía" optó por montar sus paradas y vender como si de un jueves normal se tratara. La intención de los vendedores fue la de siempre, pero los resultados de sus ventas distaron mucho de los de un jueves «normal».
Respecto al seguimiento de la jornada de huelga en Inca, hubo baile de cifras según las fuentes de información. Así, según los sindicatos CCOO y UGT, la huelga fue secundada por el 90% de los trabajadores del sector del calzado; el 99%, de los del sector de la construcción; el 80%, de la industria y sólo el 10% de los pequeños comercios. Estas cifras no coinciden con las de la Policía Local, que calculó que sólo el 80% del sector del calzado y el 50% de la actividad industrial secundaron la jornada de paro.