Hace ya una serie de años esquilar las ovejas era toda una fiesta. Entonces no existía maquinaria especializada y las grandes tijeras en manos de los ganaderos eliminaban la lana de las ovejas como si de una obra de arte se tratase. Casi todo el pueblo era testigo de este trabajo y una vez que se había terminado, los vecinos se sentaban a la mesa para dar buena cuenta de unos fideus de tondre. Es Llombards recuperó ayer esta tradición y todos los vecinos celebraron la fiesta.
En el campo de fútbol de es Llombards, sobre las 10 horas, ya estaban unos cuarenta esquiladores y ayudantes a punto de empezar la faena. Con las tijeras bien afiladas, un centenar de ovejas esperaban el turno. A media mañana, mujeres y niños se acercaron para ver cómo se desarrollaba el trabajo. Algunos quisieron probar, pero se requerían grandes dosis de paciencia.
El alcalde de es Llombards, Miquel Contestí, explicaba que «éste es el primer año que llevamos a cabo esta fiesta y tal vez, el día 5 de mayo de 2002, estemos poniendo la primera piedra para en el futuro tener una fira des tondre». Durante la mañana el trabajo transcurrió con toda normalidad y bajo la atenta mirada de muchos espectadores.
En la Plaça dels Pins había una mesa preparada para unas 300 personas. El menú era bien sustancioso: fideos hechos con caracoles, pollo y esclata-sangs. No faltó tampoco el vino ni la ensaimada ni el helado y el cava. Luego hubo baile. «El pueblo se ha volcado en esta fiesta. En es Llombards hace una serie de años se vivía de la agricultura. Ahora esta tradición se pierde y si no enseñamos a los jóvenes cómo se esquila corremos el riesgo de perder esta tradición», concluía el alcalde.