«Aquí fuimos muy felices. Las cosas eran muy diferentes. Casi todo el mundo vivía en el fora vila. Mis años de escolar fueron maravillosos. ¡Tengo tan buenos recuerdos! Por eso, hoy es un día muy alegre. Hay gente que hacía 60 años que no se veía». Sion Lladó, de Can Mayol, de Campos contaba ayer emocionado cómo transcurrió su infancia en ses Escoles del Palmer, cómo jugaban a las canicas, a la peonza o al aro y cómo han cambiado los tiempos desde entonces. Aquellos que sólo eran niños, que llenaban el patio de sonrisas y lloros, hoy son ya gente mayor, con una familia y con muchas historias por contar.
Más de 250 ex alumnos volvieron a las aulas del Palmer para compatir una jornada de recuerdos e intercambiar vivencias y echar un vistazo al pasado, en ocasiones con alegría pero en otras con tristeza por aquellos que ya no están.
Campos vivió su primera trobada de ex alumnos, una experiencia muy positiva, en la que se reunieron gente de todos los rincones de Mallorca.
Hay imágenes que valen mil palabras. Es un tópico, pero si hay una frase que lo resumía era ésta. En unos paneles se podían ver fotografías antiguas. La de la primera promoción era del año 1932. Cada uno se reconocía a si mismo, pero no los hijos ni los nietos. «Mira, mira esta soy yo...», decían.