Los precios de venta de la patata destinada a la exportación han empezado a bajar en picado, como se temía. El retraso acumulado en la cosecha de sa Pobla por culpa del mal tiempo ya pasa factura. Cada día sin sacar patatas del campo supone un retroceso en el mercado inglés al que tampoco se puede enviar producto de forma continuada. Los compradores del extranjero empiezan a recurrir a producciones alternativas de países como Egipto, Israel o también del sur de España. En condiciones normales, estas cosechas son mas tardías que las de Mallorca y, además, la calidad del tubérculo no es tan buena. Cuando la patata poblera se pone a la venta tarde, como pasa ahora, se encuentra un mercado saturado precisamente por la gran diversidad de oferta existente.
Este exceso de patatas repercute de forma directa en una bajada progresiva de los precios. En los últimos años, se había conseguido llegar muy pronto al mercado y obtener unos precios muy competitivos, pero esta temporada no será posible. En estos momentos, ya se manejan unos precios que rondan los 42 céntimos de euro (70 pesetas) el kilo, cuando hace solo dos semanas se hablaba de 69 y 75 céntimos (115 y 125 pesetas) respectivamente para las variedades amarillas y blancas. Además, la tendencia de los precios indica que se continuará a la baja. Cuando ya se llevan dos semanas de cosecha sólo se han sacado de la tierra unas 2.500 toneladas, de las 20.000 que se esperan.
El año pasado, a estas alturas, ya se había recogido cerca de un 40% de la producción. Por si esto no bastase, ahora aparece un problema añadido, el de el excesivo tamaño del tubérculo. La planta de la patata ha crecido en exceso al no haberse podido cosechar. El aumento de kilos no es una buena noticia, ya que los compradores ingleses piden una patata pequeña, con lo cual la nueva producción puede resultar muy difícil de colocar. El alcalde de sa Pobla, Jaume Font, llama a las cooperativas y portales comerciales a hacer un frente común en defensa de los precios de la patata.