Las playas de Can Picafort y Muro necesitan entre 100.000 y 200.000 metros cúbicos de arena para suplir la pérdida de áridos tras el temporal del pasado mes de noviembre. Asimismo, en la playa de Cala Millor deben aportarse 8.000 metros cúbicos.
Así consta en el estudio de evaluación de impacto ambiental sobre la extracción de arena del yacimiento Cap Salines, que se encuentra en exposición pública desde el pasado día 2 de abril y hasta el 8 de mayo. El estudio realizado por el Institut Mediterrani d'Estudis Avançats (Imedea) hace hincapié en la protección de las praderas de Posidonea oceánica y las comunidades de maërl (algas calcáreas) y precisa que la distancia de extracción ha de ser superior a los 200 metros.
«Las praderas de Posidonia oceánica o maërl son los organismos presentes en las zonas de préstamo con la tasa de crecimiento menor y con los tiempos de recuperación mayores, del orden de varios siglos. Por tanto, el impacto de extracción será catastrófico e irreversible si ésta se realiza en fondos colonizados por estos ecosistemas». El estudio indica que el dragado de arena con una embarcación deberá realizarse en un pasillo de este a oeste y generando la menor turbidez en el agua posible. El recorrido a seguir por el buque deberá estar delimitado por unas boyas.
El área explotable será de 65 hectáreas y la profundidad de dragado de este zona para obtener los volúmenes de arena estimable debería ser de entre 15 y 30 centímetros. Para asegurar la recuperación de las comunidades de arenas móviles que se perturben en la zona de extracción delimitada, el Imedea recomienda que «el tiempo de retorno no sea inferior a los 15-20 años».