Los agricultores de sa Pobla empezaron ayer a recoger las primeras patatas, después de diez días de paro forzado a causa del mal tiempo. Los payeses comentaron que nunca habían estado tanto tiempo sin poder trabajar el campo a causa de la lluvia. La humedad todavía impregnaba la tierra, cosa que dificultaba la recolección del tubérculo. La empresa Mateu Uco y la cooperativa s'Esplet afirmaban que es demasiado pronto para saber con exactitud el precio con el que será aceptada la patata en el mercado exterior. A última hora, Joan Mateu Caldés, responsable de Mateu Uco, pudo confirmar que el precio de la patata se ha mantenido al mismo precio que antes de la lluvia. La variedad blanca, a 63 céntimos y la amarilla, a 57 céntimos.
Caldés apuntó que «la situación es preocupante, pero no se tiene que mirar desde un punto de vista victimista sino desde el sentido de la prudencia y la cooperación para minimizar los efectos negativos que pueda tener en los precios». Lo cierto es que, en estos momentos, los payeses de sa Pobla viven unos momentos de incertidumbre y preocupación a la espera de lo qué pasará con la producción. Los ingenieros técnicos ya han visitado las fincas y, de momento, no hay peligro de que las patatas se vean afectadas por algún tipo de enfermedad provocada por la humedad. Una de las preocupaciones de los payeses es la posibilidad de perder su posicionamiento en el mercado exterior. Confían en su tradición que los diferencia y en la calidad de la patata poblera.
Por su parte, Caldés se mostró satisfecho con la respuesta de la Conselleria d'Agricultura que «se ha puesto en contacto con nosotros y nos ha ofrecido su colaboración». Según el agrónomo de la cooperativa s'Esplet, Joan Rosselló, este año la producción de la patata se ha mantenido en relación al año pasado. Hasta el pasado mes de marzo sa Pobla había exportado el 10% de su producción y al finalizar la temporada se habrán exportado entre unas 15.000 y 20.000 toneladas de patata.