El rastro que todos los domingos se celebra en la plaza del Bestiar será objeto de un plan de mejora, para asegurar la mínima calidad de los productos que se venden. El proyecto de mejorar el rastro se lleva a cabo cuando el resto de mercados que se celebran en la ciudad (Dijous y artesanal) pasan por uno de sus mejores momentos.
El regidor de Mercados, Josep Bennàssar (PP), explica que «se ha detectado que últimamente el rastro ha perdido calidad y en él la gente vende productos que no se adaptan a la esencia de un mercadillo de estas características, como objetos, ropa y zapatos rotos». En este sentido, Bennàssar precisó que «consideramos que el rastro no debe servir para que la gente que limpia su casa venga a vender todo lo que no le sirve porque esta roto o en pésimo estado».
Actualmente, acuden a este mercado una media de 75 vendedores. Bennàssar anunció que se realizará un pequeño control sobre las mercancías que todos éstos ofertan. También está previsto mejorar las instalaciones de la plaza del Bestiar, donde faltan papeleras y las tuberías y la uralita que las cubre están en mal estado. A excepción del rastro, el resto de mercados que se celebran en Inca pasan por uno de sus mejores momentos.
Así, el tradicional Dijous ha llegado, con cerca de mil vendedores, al límite de capacidad y desde el área de mercados se ha decidido, de momento, no aceptar más puestos de venta hasta que se produzcan bajas. Por otra parte, y a propuesta de los propios comerciantes, está previsto que a partir de febrero los tenderetes del Dijous alternen mensualmente su orientación, de forma que no den siempre la espalda a los mismos comercios.