Cuando el Govern balear aprobó el proyecto de construcción de la ronda de circunvalación para el tramo de las carreteras PM-403 de Sant Llorenç y la PM-404 de Capdepera, en su paso por Son Servera, todos los partidos con representación en el Ajuntament advirtieron sobre la peligrosidad de construir una semirrotonda justo después del Pont d'en Calet y solicitaron de forma insistente que se construyera una rotonda entera. Sin embargo, la Conselleria d'Obres Públiques no acogió esta petición y apenas dos meses después de haber concluido las obras (han costado casi 200 millones de pesetas y aún no han sido inauguradas), en la semirrotonda se registra una media de un accidente de tráfico por semana, según han explicado desde el Ajuntament de Son Servera.
Ante esta evidencia, «hemos solicitado una reunión a Obres Públiques para que la semirrotonda pase a ser una rotonda», explicó el delegado de Urbanismo, Miquel Àngel Villalonga (PSM). «Los técnicos dicen que tras el puente den Calet no puede haber una rotonda porque no hay visibilidad», agregó Villalonga quien concluyó: «Si alguien viene a 200 por hora en este tramo y choca contra la rotonda es problema suyo».
El ex alcalde de Son Servera, Eduard Servera (PSOE), fue más allá en sus críticas y manifestó que se construyó la semirrotonda por la «tozudez» de un técnico de Obres Públiques «que está en el Govern desde los tiempos del PP», manifestó Servera.
Su socio de gobierno, el alcalde Antoni Oliver (PSM) confirmó que el pacto solicitó la construcción de la rotonda mucho antes de que comenzaran las obras pero «nos dijeron que era imposible». Ahora, el número de accidentes de tráfico y la peligrosidad que supone esta zona para los peatones que viven al otro lado de la carretera y que deben cruzarla para acceder al casco urbano, demuestra que «nos tendrían que haber hecho caso desde un principio pero se negaron», concluyó el alcalde.