El incremento del precio del agua potable para el próximo ejercicio recibió duras críticas de la oposición, que acusa al equipo socialista de tomar iniciativas injustas, discriminatorias y con un claro afán recaudatorio.
El portavoz del PP en asuntos económicos, Rafel Garau, recordó que en el último ejercicio la empresa municipal de servicios Calvià 2000, suministradora del agua, obtuvo unos beneficios de 70 millones de pesetas y señaló que «la ley dice que las tasas son para pagar el coste del servicio, no para tener beneficios y ganar dinero». En este sentido, Garau abundó que «las tasas deberían ajustarse al precio real» y acusó al equipo socialista de «castigar» a los ciudadanos «con una subida del doble del IPC previsto» después de haber ahorrado el 45% en relación a consumos anteriores tras las campañas municipales de ahorro.
Isidre Canyelles, portavoz de UM, consideró la subida de «injusta y discriminatoria» para los pequeños comercios que pagan 3'4 veces la tarifa base de un chalet con jardín, que consume mucha más agua.
El concejal socialista y presidente de Calvià 2000, Antoni Manchado, admitió que la subida «no gusta a nadie» y justificó el incremento como que «se corrigen errores anteriores». Según las cuentas explicadas por Manchado, la puesta en marcha de la desaladora de Son Ferrer ha disparado el precio del agua, de ahí la subida del 8'5%.