La discusión se produjo antes de finalizar la misa mayor, que se celebró a las 20.30 horas, después de la procesión marítima, en la iglesia de Sant Elm. El párroco Josep Betti pidió a los asistentes permanecer un momento más en el templo para aclarar los malentendidos surgidos en torno a la deuda por las obras de la iglesia, ya que se ha llegado a decir que no existe tal déficit.
El párroco informó de que la recaudación de la «fideuada» celebrada el pasado fin de semana se elevó a 505.000 pesetas. También aseguró que la iglesia había recibido una ayuda de sa Nostra de 900.000 pesetas y que el local de los bajos de la parroquia ha sido alquilados por 40.000 pesetas al mes. Durante cinco años, estos bajos han sido utilizados por el Ajuntament que, a cambio usarlos de forma gratuita, finalizó las obras de esta zona. Transcurrido este periodo pactado, la parroquia los ha alquilado a un colectivo.
Según el párroco, en total se han recolectado 1.500.000 pesetas y la deuda asciende a 8.000.000 pesetas. En el primer banco de la iglesia estaban sentadas la alcaldesa, Margarita Moner; la delegada del Port, Catalina Borrás; la delegada de s'Arracó, Margarita Moll, así como el concejal de Hacienda, Joan Massot. También estaba presente Maria Porcel Salvà, número 2 de Unió Mallorquina, partido en la oposición municipal.
Una vez explicadas las cuentas, las ediles municipales intervinieron para aclarar que el Ajuntament también dio ayudas para a construcción de la iglesia. «Prefiero no contestar», dijo el párroco. Esta respuesta provocó el malestar de la alcaldesa Margarita Moner, quien, entre otras cosas, llegó a decir que todo va mal desde que Betti es el párroco. «Usted se inventa muchas cosas», señaló Moner. Ante esta discusión El concejal Massot abandonó la iglesia y, más tarde, Moner y el resto de concejales hicieron lo mismo.