Ninguna playa de Mallorca tiene en estos momentos una calificación sanitaria deficiente según los análisis realizados recientemente por la Conselleria de Sanitat y que sirven de base a la Comisión Europea para elaborar su informe anual. El año pasado se detectaron tres puntos negros en todo el litoral mallorquín: uno en el Port d'Andratx, otro en el Port de Pollença y un tercero en el Port de Sóller.
El hecho de que en una sola medición (se toman muestras semanalmente del 15 de abril al 15 de octubre) se registren unos parámetros por encima de los límites permitidos es suficiente para que la calificación del agua pase de «muy buena» a «buena». Si ello ocurre en dos ocasiones, aunque en el resto de mediciones los análisis hubieran sido favorables, la calificación pasa de «buena» a «no apta» para el baño.
Además, no significa que el agua sea «no apta» para el baño en toda la playa sino en zonas muy concretas en donde se cogieron esas muestras. El informe de 2000 anunciado ayer por la Unión Europea ha delatado los problemas crónicos de algunas playas.
Aina de la Peña, concejala de Turismo de Sóller, expresó su preocupación porque el punto negro del Port «se repite año tras año», posiblemente a causa de «alguna fuga puntual». La edil cree que con las obras de renovación de infraestructuras ya no habrá más problemas. En Pollença, el punto conflictivo coincide con la desembocadura del torrent de Sant Jordi, al que van a parar las aguas de la depuradora. Biel Cerdà, concejal de Medio Ambiente, señaló que el informe de la UE «es una exageración que alarma a la gente». «Si no se pudieran bañar nos habrían informado y eso no lo han hecho», agregó.