Las instalaciones realizadas en Marratxí han sido denunciadas por el grupo ecologista GOB ante el Ajuntament de Marratxí, pero según el portavoz de este colectivo, Vicenç Sastre, apenas han servido de nada. De hecho, Sastre asegura que no hay ninguna antena de telefonía móvil que disponga del correspondiente permiso para su instalación.
En relación a la supuesta infracción urbanística, las antenas ubicadas en los cascos urbanos antiguos de Marratxí violan toda una serie de normas que protegen la estética urbanística de estos pueblos.
En cuanto a los riesgos de esta tecnología, Sastre cree que es altamente peligrosa, pues se supone que estos aparatos son nocivos. A corto plazo, los efectos que pueden tener estas antenas sobre las personas que viven cerca son, entre otras, incremento del estrés, pérdida de memoria y reflejos, dolores de cabeza persistentes, etc. A largo plazo, se pueden producir lesiones cerebrales, leucemia o algún tipo de cáncer. Los efectos dependen también de la concentración de antenas, el tiempo de exposición y el modelo digital o analógico de la infraestructura. La normativa recomienda que estos aparatos se alejen de las zonas habitadas tanto como sea posible.
Actualmente, el GOB recaba información e intentará presionar al Govern para que obligue a los ayuntamientos a aplicar la normativa vigente. Según Sastre, una medida de presión que podrían emprender los ciudadanos sería la recogida de firmas contra las antenas instaladas irregularmente.