Varios vecinos de la calle Marina de Can Picafort aseguran haber visto a personal municipal abriendo un grifo de la bomba impulsora que hay en la zona y salir vertidos de aguas fecales sobre las rocas hasta caer al el mar, durante un periodo de dos horas. «El funcionamiento de estas instalaciones no es del todo correcto, ya que esta situación se viene repitiendo a menudo, sobre todo, en invierno», indica un vecino de la calle.
Otra persona que pasa el verano en la zona asegura que los vertidos se ven porque el color de las rocas es blanco de los restos orgánicos que se secan sobre ellas. Estos vertidos son objeto de queja constante por parte de los vecinos que acuden a nadar al «desembarcadero», que se encuentra a pocos metros de la estación impulsora. Cerca de estas instalaciones hay un restaurante y por la acera, donde se encuentra la bomba impulsora, pasea mucha gente que va desde la zona de Son Bauló al centro de Can Picafort. Una vecina que pasa el verano en la zona dice que no sólo es la mala imagen de ver los vertidos, sino que también se tienen que aguantar unos fuertes olores.
Pero éste no es el único problema que deben aguantar los vecinos de la zona de la calle Marina, ya que el mal funcionamiento de la red de alcantarillado produce problemas en las fosas sépticas. Un vecino cuenta cómo las tuberías de las aguas fecales no sabe por qué razón invierte su recorrido y llenan su fosa séptica. En algunas viviendas el agua ha llegado a rebosar a través de la tapa del pozo negro. Además, las aguas fecales producen con frecuencia malos olores que resulta insoportable para los vecinos.
El edil delegado de Can Picafort, Félix Estelrich, asegura que desde el Ajuntament no se tiene constancia de las quejas vecinales. No obstante, el concejal reconoce que tiene conocimiento de que en ocasiones el depósito está lleno y se derrama líquido. Estelrich afirma que a veces en los lugares en donde las aguas fecales no son absorbidas, éstas pasan a la red de pluviales y de allí al mar.