«Per una cala oberta i sense perills» fue el lema de la fiesta popular organizada anteayer por Amics de Banyalbufar para reclamar al Ministerio de Medio Ambiente, cuyo titular es el mallorquín Jaume Matas, la urgente estabilización del acantilado de la playa. La cala está teóricamente cerrada al público desde que en 1993 las intensas lluvias y el mal estado del talud provocaron un espectacular desprendimiento de rocas sobre la playa. Sin embargo, y pese a las advertencias, alrededor de 400 bañistas utilizan esta cala cada día de verano. Josep Bibiloni, vocal de Medio Ambiente de Amics de Banyalbufar, reclamó «una playa abierta para todos y sin peligros».
Aunque la competencia sobre este tramo del litoral corresponde a la Dirección General de Costas del Gobierno central, los vecinos de Banyalbufar solicitan «la implicación de todas las Administraciones Públicas», de modo que el proyecto redactado años atrás sea ejecutado con la mayor brevedad posible. «No hay que esperar a que haya algún muerto para arreglarlo», advirtió Bibiloni. El presidente de Amics de Banyalbufar, Antoni Sastre, lamentó «la excesiva lentitud de la Administración» y apuntó que con el tiempo «la gente se confía y se olvida del peligro, cuando el peligro es constante».
Bibiloni insistió en que el proyecto para fijar la ladera del talud debe ser aprobado por el Ministerio de Medio Ambiente «y aún no ha dicho nada». «A menudo hay desprendimientos de poca importancia y estamos muy preocupados porque la reforma se retrasa más de lo previsto», agregó. Además de la fijación del talud, Amics de Banyalbufar también reivindica la recuperación de los molinos de origen árabe existentes en el recinto de la cala. La fiesta reivindicativa de anteanoche comenzó con una limpieza del entorno de la playa y una posterior sardinada en la misma cala. Entre los participantes en la fiesta estaba el alcalde, Manuel Romero, así como varios miembros de la Corporación.