Los jardines de la rectoría podrían convertirse en un parque semipúblico, abierto a los viandantes hasta el atardecer. Ajuntament y Obispado negocian un convenio para recuperar esta zona verde que disfruta de un lugar estratégico en la localidad.
El párroco Ferrán Bonnín explica que «es un jardín que está muy dejado porque no hay dinero para mantenerlo, pero si el Ajuntament se hiciese cargo podría aprovecharse». Iglesia y Consistorio comparten la idea de que lo que es propiedad de la Iglesia es «un poco de todos» y, por ello, acercan posturas para firmar un acuerdo según el cual la parroquia cedería el uso de este espacio por un periodo de 25 años al Ajuntament. El Consistorio se comprometería a recuperar los jardines y mantenerlos. El recinto permanecería cerrado por las noches para evitar molestias a la casa parroquial. En torno a esta idea básica, que sería financiada con los fondos del Pla Mirall inicialmente previstos para la reforma de la plaza, se contemplan ahora multitud de opciones.
El párroco explica que «algunos vecinos me han sugerido si no podría emplearse esta zona para ofrecer un refrigerio después de las comuniones, bodas y bautizos, y evitar así hacer un gasto ostentoso». Otra idea, según el teniente de alcalde, Miquel Nadal, consiste en la creación de un pequeño auditorio en el interior del jardín en el que ofrecer conciertos en verano. Las ayudas que el Ajuntament negoció con el Govern para la reforma de la plaza ascienden a 70 millones de pesetas. Sin embargo, el teniente de alcalde estima que la reforma tendrá un coste mucho menor, por lo que parte del dinero podría invertirse en la mejora de otros puntos del pueblo.