La vieja mina de sa Truyola podría convertirse en un museo del zapato y la minería, según ha explicado el alcalde de Lloseta, Bernat Coll, que negocia con el Govern de les Illes Balears la asignación de algún tipo de subvención con este fin.
El Consistorio ha presupuestado 30 millones de pesetas para continuar este año con la rehabilitación de la antigua mina que ya está funcionando como centro cultural.
En el caso de que el proyecto museístico no cuaje el conjunto será utilizado con fines socioculturales y podría albergar una biblioteca y salas de exposiciones. De hecho, ya se utiliza con este último fin y uno de los edificios alberga en estos momentos un muestra de fotografía de los vencedores de la última edición del certament «Art Jove».
Aunque ya ha sido recuperada la mayor parte de la construcción, restan aún algunos trabajos de rehabilitación e importantes obras de jardinería. Por otra parte, queda pendiente la instalación de un ascensor que permita salvar las barreras arquitectónicas.
En un principio se pensó en instalar en el recinto la futura piscina cubierta pero esta posibilidad ha sido finalmente descartada.
Las obras de rehabilitación de la mina de sa Truyola se iniciaron en 1994. Los alumnos de la Escola de Margers han sido los en cargados de recuperar el conjunto cuyo coste supera ya los 80 millones. El recinto, que fue adquirido hace casi 20 años por el Ajuntament por 10 millones de pesetas, tiene una superficie global de 3.511 m2 de los que 1.000 m2 corresponden a tres edificaciones y el resto será convertido en zona verde.